ÉLDER
DEBE SABER;
Y CADA
HERMANA TAMBIÉN.
por el presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce.
Debido a que los élderes no pueden recibir la plenitud de las bendiciones del sacerdocio sin las hermanas, se ha pensado que ellas también se podrían beneficiar con estos pasajes de un discurso que el élder Packer dio en una sesión de capacitación de las Autoridades Generales en la conferencia general de abril de 1992.
Menos de un año después de la organización de la Iglesia, el profeta José Smith recibió una revelación que decía:
"Escuchad, oh élderes de mi iglesia a quienes he llamado; he aquí, os doy el mandamiento de congregaros para que os pongáis de acuerdo en cuanto a mi palabra; y por vuestra oración de fe recibiréis mi ley para que sepáis cómo gobernar mi iglesia y poner todas las cosas en orden delante de mí" (DyC 41:2-3).
Hay ciertas cosas acerca del sacerdocio que todo élder debe saber a fin de comprender cómo se gobierna la Iglesia para poner todas las cosas en orden ante el Señor. Existen principios, preceptos y leyes que frecuentemente se pasan por alto y que rara vez se enseñan. Algunos de esos principios se encuentran en las Escrituras, otros en los manuales y algunos de ellos en ninguna de las dos partes; pero sí se encuentran en la Iglesia. Ustedes pueden llamarlos tradiciones, pero son más que eso; son revelaciones que se recibieron cuando las Autoridades Generales pasadas se reunían y se ponían de acuerdo en cuanto a la palabra de Dios y ofrecían oraciones con fe.
El Señor entonces les mostraba lo que debían hacer y recibían, por medio de la revelación, "línea sobre línea, precepto tras precepto" los principios verdaderos que constituyen la manera de administrar el sacerdocio (véase Isaías 28: 13; 2° Nefi 28:30; DyC 98:12). Esta es la forma en que actuamos para poner las cosas en orden delante el Señor.
EL SACERDOCIO
El sacerdocio es la autoridad y el poder que Dios ha concedido al hombre sobre la tierra para actuar en Su nombre (véase TJS Génesis 14:28-31). Cuando ejercemos la autoridad del sacerdocio en forma apropiada hacemos lo que Él haría si estuviera presente.
EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC O EL SACERDOCIO MAYOR
En la Iglesia hay dos sacerdocios, a saber, el Sacerdocio de Melquisedec y el Sacerdocio Aarónico, que incluye el Sacerdocio Levítico. Al primero se le llama Sacerdocio de Melquisedec porque Melquisedec fue un gran sumo sacerdote:
"Antes de su época se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios" (DyC 107:1-3).
En las Escrituras se habla del Sacerdocio de Melquisedec como el "sacerdocio mayor" o el sacerdocio "según el orden más santo de Dios" (DyC 84:18-19) y el sacerdocio "según el orden de mi Unigénito Hijo" (DyC 124:123; véase también DyC 76:57).
"Mas por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, para evitar la demasiado frecuente repetición de su nombre, la iglesia en los días antiguos dio a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec" (DyC 107:4). Es obvio por qué debe ser así. El nombre del sacerdocio se menciona con frecuencia en las reuniones y lecciones y aparece impreso en manuales. Sería por lo tanto irreverente utilizar con demasiada frecuencia ese sagrado título que lleva el nombre de Dios.
Melquisedec, el gran sumo sacerdote, se identifica en las Escrituras como el "rey de Salem", o como diríamos hoy día, Jerusalén (Génesis 14:18; Alma 13:17-18).
"Y fue este mismo Melquisedec a quien Abraham pagó diezmos" (Alma 13:15; véase también Génesis 14:20).
También se hace referencia en las Escrituras a un sacerdocio patriarcal, sin embargo, este orden patriarcal no es un tercer sacerdocio (véase DyC 84:6-17; 107:40-57). Todo lo que se relaciona con el orden patriarcal está incluido en el Sacerdocio de Melquisedec. "Todas las otras autoridades u oficios de la iglesia son dependencias de este sacerdocio [de Melquisedec]" (DyC:107:5).
El orden patriarcal es el aspecto del Sacerdocio de Melquisedec que permite a hombres investidos y dignos presidir sobre su posteridad por esta vida y la eternidad.
EL SACERDOCIO AARÓNICO O MENOR
"El segundo sacerdocio es llamado el Sacerdocio de .Aarón, porque se confirió a Aarón y a su descendencia... Se llama el sacerdocio menor porque es una dependencia del mayor, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec y tiene el poder para administrar las ordenanzas exteriores"
(DyC 107:13-14).
Se le llama a veces el sacerdocio preparatorio porque prepara a los varones para recibir el sacerdocio mayor. El Sacerdocio Levítico (véase Hebreos 7:11; DyC 107:6, 10) es un orden o una parte del Sacerdocio Aarónico. Moisés y Aarón pertenecían a la tribu de Leví (véase Éxodo 2:1-2, 10; 4:14). Durante el éxodo de Egipto, a los levitas se les dieron responsabilidades sacerdotales concernientes al tabernáculo y siempre acampaban cerca de él (véase Números 3:5-39).
Aunque el orden levítico no ejerce sus funciones en la actualidad, los privilegios y la autoridad propios de este orden se encuentran incluidos en el Sacerdocio Aarónico para cualquier uso futuro que el Señor le indique.
LAS LLAVES DEL SACERDOCIO
Existen llaves del sacerdocio. A pesar de que la palabra llave también equivale a clave, como por ejemplo en las frases "la llave de la sabiduría" o "la llave del conocimiento", las llaves del sacerdocio son el derecho de presidir y dirigir los asuntos de la Iglesia dentro de una jurisdicción.
Todas las llaves del sacerdocio están dentro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y no hay ninguna llave en la tierra que la Iglesia no posea.
LOS APÓSTOLES
Todos los hombres que son ordenados apóstoles y sostenidos como miembros del Quórum de los Doce Apóstoles poseen todas las llaves del sacerdocio, las que les han sido conferidas (véase DyC 27:13; 110:11-16; 112:30)
El Presidente de la Iglesia es la única persona en la tierra que posee el derecho de ejercer todas las llaves en su plenitud (véase DyC 132:7) Él recibe esta autoridad al ser apartado por los Doce Apóstoles.
"El poder y la autoridad del sacerdocio mayor, o sea, el de Melquisedec, consisten en tener las llaves de todas las bendiciones espirituales de la Iglesia...
"El poder y la autoridad del sacerdocio menor, o sea, el de Aarón, consisten en poseer las llaves del ministerio de ángeles y en administrar las ordenanzas exteriores, la letra del evangelio, el bautismo de arrepentimiento para la remisión de pecados, de acuerdo con los convenios y los mandamientos" (DyC 107:18,20).
Las llaves se le confieren a un hombre cuando se le aparta como presidente, como por ejemplo, presidente de una estaca, de un quórum o como obispo. Los consejeros no reciben ninguna llave.
EL SACERDOCIO NO ES DIVISIBLE
El sacerdocio es mayor que cualquiera de sus oficios. Cuando alguien recibe por primera vez el Sacerdocio Aarónico o de Melquisedec, se le confiere por medio de la imposición de manos. Luego que se le ha conferido el sacerdocio, es ordenado a un oficio dentro del mismo. Todos los oficios derivan su autoridad del sacerdocio.
El sacerdocio no puede dividirse. Un élder posee tanto sacerdocio como un apóstol (véase DyC 20:38). Cuando un hombre recibe el sacerdocio, lo recibe en su totalidad o plenamente. Sin embargo, dentro del sacerdocio hay oficios: divisiones de autoridad y responsabilidad. Un varón debe ejercer su sacerdocio de acuerdo con los derechos del oficio para el cual haya sido ordenado o apartado.
"El Sacerdocio de Melquisedec posee el derecho de presidir, y tiene poder y autoridad sobre todos los oficios en la iglesia en todas las edades del mundo, para administrar en las cosas espirituales"
(DyC 107:8).
Quien posea el Sacerdocio de Melquisedec o el sacerdocio mayor posee también toda la autoridad del Sacerdocio Aarónico o menor.
LOS OFICIOS EN EL SACERDOCIO AARÓNICO QUE REQUIEREN ORDENACIÓN
Los oficios en el Sacerdocio Aarónico que requieren ordenación son:
Diácono
Maestro
Presbítero
Obispo
El Obispo es el presidente del Sacerdocio Aarónico. Él posee las llaves que se le confirieron cuando fue ordenado, pero delega responsabilidades a sus consejeros. Los tres forman el obispado, que es una presidencia (véase DyC 107: 15-17).
LOS OFICIOS EN EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC QUE REQUIEREN ORDENACIÓN
Los oficios en el Sacerdocio de Melquisedec que requieren ordenación son:
Élder
Sumo sacerdote
Patriarca
Setenta
Apóstol
Aparte de indicar un oficio específico dentro del Sacerdocio de Melquisedec que requiere ordenación, el título de "élder" se utiliza para identificar a cualquiera que posea el sacerdocio mayor.
Por consiguiente, a los setenta y a los apóstoles se les puede llamar "élderes" (véase DyC 20:38).
Mientras que a todos los que se les ha conferido el Sacerdocio de Melquisedec reciben el sacerdocio en su plenitud, algunas veces tenemos la tendencia de considerar un oficio como "mayor" o "menor" que otro. En lugar de ser oficios de mayor o menor importancia en el Sacerdocio de Melquisedec, éstos representan diferentes aspectos de servicio.
No obstante, los derechos, los privilegios y la autoridad aumentan con cada oficio subsiguiente. Por ejemplo, se considera que los oficios de maestro y de presbítero son mayores que el oficio de diácono porque un presbítero puede efectuar cualquier deber asignado a los maestros o diáconos: puede repartir la Santa Cena, un deber asignado por lo general a los diáconos. Pero, por otro lado, un diácono no puede bendecir la Santa Cena ni efectuar bautismos, porque son deberes asignados a los presbíteros.
Un élder puede efectuar cualquier deber asignado a todos los oficios dentro del Sacerdocio Aarónico, pero no puede asumir ciertas responsabilidades que pertenecen al oficio de sumo sacerdote. Estos principios del gobierno del sacerdocio se establecieron mediante revelación y no cambian.
LOS QUÓRUMES
En la dispensación del cumplimiento de los tiempos, el Señor mandó que el sacerdocio debía ser organizado en quórumes, lo cual significa asambleas selectas de hermanos a quienes se les ha dado la autoridad para que se hagan responsables de que los asuntos de Su Iglesia se lleven a cabo y Su obra siga adelante.
Un quórum es una hermandad. Con excepción de los oficios de obispo y de patriarca, los varones ordenados a los oficios del sacerdocio están organizados en quórumes. A pesar de que a un poseedor del sacerdocio se le puede llamar y apartar para desempeñar asignaciones eclesiásticas y también se le puede relevar de ellas, su condición de miembro en el quórum al cual pertenece permanece inalterable.
El ser parte de la organización de su quórum es el derecho de quien ha sido ordenado a un oficio dentro del sacerdocio y el poseer el sacerdocio, incluso el asistir como miembro a su quórum, debe considerarse como un privilegio sagrado.
Los quórumes del Sacerdocio de Melquisedec son:
La Primera Presidencia.
El Quórum de los Doce.
Los quórumes de los Setenta.
Los quórumes de los sumos sacerdotes.
Los quórumes de élderes.
Los quórumes del Sacerdocio Aarónico son:
Los quórumes de presbíteros.
Los quórumes de maestros.
Los quórumes de diáconos.
Todo quórum es presidido por un presidente o por una presidencia. Al Quórum de los Doce lo preside un presidente, el Presidente de los Doce (véase DyC 124:127), de la misma forma que al quórum de presbíteros lo preside el obispo (véase DyC 107:87-88).
A los quórumes de los setentas los presiden siete presidentes (véase DyC 107:93) A todos los demás quórumes los preside una presidencia formada por un presidente, un primer consejero y un segundo consejero.
EL JURAMENTO y CONVENIO DEL SACERDOCIO
Existe un juramento y un convenio del sacerdocio. El convenio es hecho por el hombre y el juramento por Dios. El Sacerdocio de Melquisedec se recibe por medio de un convenio. Un hombre hace convenio con Dios de ser fiel y magnificar sus llamamientos en el sacerdocio de estar atento a las palabras de vida eterna, y vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios (véase DyC 84:33, 43, 44)
Por su parte, Dios declara con un juramento eterno que todo varón que recibe el sacerdocio y obedece los convenios correspondientes a ese sacerdocio recibirá todo lo que el Padre tiene (véase O. y C. 84:38).
"Y esto va de acuerdo con el juramento y el convenio que corresponden a este sacerdocio.
Así que, todos los que reciben el sacerdocio reciben este juramento y convenio de mi Padre, que él no puede quebrantar, ni tampoco puede ser traspasado" (DyC 84:39-40) .
ORDENACIONES y APARTAMIENTOS
Hay dos formas en que se confiere autoridad en la Iglesia: por medio de la ordenación y el apartamiento. Los oficios dentro del sacerdocio: diácono, maestro, presbítero, Élder, sumo sacerdote, patriarca, setenta y apóstol se reciben siempre por medio de una ordenación. Las llaves de la presidencia y la autoridad para actuar en llamamientos dentro del sacerdocio se reciben al ser apartados.
Por ejemplo, el oficio de élder en el Sacerdocio de Melquisedec es un oficio que requiere ordenación, pero en cambio, para recibir el oficio de presidente de un quórum de élderes, un hombre debe ser apartado en lugar de ordenado, En ambos casos, recibe una bendición para que lo ayude mientras desempeñe el servicio en el cargo o en el oficio para el cual ha sido ordenado o apartado.
Hay muchos llamamientos o cargos para los cuales es necesario ser apartado dentro de la Iglesia, tanto en el sacerdocio como en las organizaciones auxiliares, Algunos deberes son inherentes del sacerdocio no es necesario ser apartado para llevarlos a cabo. Visitar las casas de los miembros (orientación familiar) es un ejemplo.
Debido a que a las mujeres no se las ordena al sacerdocio, cuando las hermanas son apartadas para servir en un cargo, incluso para el llamamiento de presidenta de una organización auxiliar, reciben la autoridad, la responsabilidad y las bendiciones relacionadas con ese oficio, pero no reciben ninguna llave.
LÍMITES DE LA AUTORIDAD
Por lo general, los privilegios relacionados con una ordenación en el sacerdocio pueden ejercerse en cualquier parte dentro de la Iglesia. Los poseedores del sacerdocio no necesitan autorización previa para efectuar ordenanzas o bendiciones que no se asientan en los registros de la Iglesia, tales como la consagración de aceite, la administración a los enfermos y las bendiciones de padre.
El sacerdocio es regido siempre por quienes poseen las llaves, y una ordenanza debe ser autorizada por la autoridad presidente que posee las llaves y el sacerdocio pertinentes, si esa ordenanza, en cambio, va a ser asentada en los registros de la Iglesia.
La autoridad pertinente a un oficio para el cual un varón haya sido apartado tiene sus límites, entre los cuales se incluyen los límites geográficos. La autoridad de un hombre que ha sido apartado como presidente de estaca sólo rige dentro de los límites que demarcan esa estaca. Él no es el presidente de estaca de los miembros de una estaca vecina, ni un obispo lo es de otros miembros que no pertenezcan a su barrio. Cuando a un hombre se le ordena como obispo, se le aparta para presidir sobre un barrio específico y no tiene autoridad fuera de sus límites. Cuando este hombre es relevado como obispo de ese barrio, sigue poseyendo la ordenación al oficio de obispo, pero no puede prestar servicio como tal si no es apartado nuevamente para presidir un barrio.
Cuando un patriarca es ordenado, es apartado para dar bendiciones a los miembros de su estaca o a quienes van a ella con una recomendación extendida por la autoridad pertinente de una estaca donde no haya patriarca. Esos principios del gobierno del sacerdocio se han establecido por medio de revelaciones.
LA EDAD EN LA QUE POR LO GENERAL SE LLAMA A UN VARÓN A INTEGRAR UN OFICIO DEL SACERDOCIO
A fin de que haya un orden de avance dentro del sacerdocio, se ha establecido una edad mínima para recibir el sacerdocio y para la ordenación a cada oficio dentro del mismo.
A un joven de doce años o mayor se le confiere el Sacerdocio Aarónico y se le ordena al oficio de diácono. El joven pasa entonces a integrar un quórum compuesto por un máximo de doce diáconos (véase DyC 107:85). Cuando cumple 14 años, se le puede ordenar al oficio de maestro y pasa a integrar un quórum compuesto por un máximo de veinticuatro maestros (véase DyC 107:86).
Cuando cumple los 16 años, puede ser ordenado presbítero e integrar un quórum compuesto por un máximo de cuarenta y ocho presbíteros (véase DyC 107:87). Cuando tiene 18 años o más, se le puede conferir el Sacerdocio de Melquisedec y ser ordenado élder y pasar entonces a integrar un quórum compuesto por un máximo de noventa y seis élderes.
Las revelaciones especifican que "el deber del presidente del oficio de los élderes es presidir a noventa y seis élderes, sentarse en concilio con ellos y enseñarles de acuerdo con los convenios" (DyC 107:89). Los sumos sacerdotes no tienen que tener una edad específica ni tampoco debe haber un número determinado de sumos sacerdotes en un quórum. Los sumos sacerdotes están organizados en grupos y dirigidos por líderes de grupo. La presidencia de estaca es la presidencia del quórum de sumos sacerdotes de la estaca.
LLAMAMIENTOS A UN OFICIO
En la Iglesia no asumimos una autoridad que sólo se recibe por medio de una ordenación o cuando se nos aparta para un oficio o llamamiento. Tenemos que ser llamados a una posición y tenemos que ser sostenidos, y ser ordenados o apartados para recibir autoridad. El quinto Artículo de Fe dice: "Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas" (Artículos de Fe 1:5).
Todo élder debe saber que un llamamiento es más que una invitación o un pedido, incluso mucho más que una asignación. Con demasiada frecuencia escuchamos decir: "Se me ha pedido que preste servicio como consejero en la presidencia del quórum de élderes"; cuando lo más apropiado sería decir: "Se me ha llamado para prestar servicio como consejero".
No nos llamamos a nosotros mismos a un oficio o cargo dentro de la Iglesia, sino que respondemos al llamamiento de quienes presiden sobre nosotros. Es responsabilidad de quienes presiden consultar por medio de la oración para saber cuál es Su voluntad concerniente a un cargo dentro de la Iglesia. Es entonces cuando se pone de manifiesto el principio de la revelación, y el oficial presidente, quien actúa en nombre del Señor, efectúa el llamamiento.
Bajo circunstancias normales, no debemos rechazar un llamamiento ni pedir que nos releven; lo más que podemos hacer es explicar al oficial que preside las circunstancias que podrían hacer necesario el relevo.
Cuando nos dirigimos a quienes han sido llamados a presidir por el título de su oficio, tales como el de obispo o presidente, brindamos dignidad a ese oficio; le recordamos a quien lo posee su sagrada responsabilidad y hace que nosotros también recordemos la obligación que tenemos de seguir su consejo y de apoyarlo en su llamamiento.
SOSTENIMIENTO A UN OFICIO
Ni el Sacerdocio Aarónico ni el Sacerdocio de Melquisedec se confieren, y a ningún varón se le ordena ni se le aparta en un oficio de cualquiera de los dos sacerdocios a menos que esté dispuesto a vivir las normas de la Iglesia. Esas normas incluyen la pureza moral, el pago de diezmos, el cumplimiento de la Palabra de Sabiduría y las normas generales de una conducta cristiana.
Debe ser llamado por quienes poseen la autoridad pertinente y sostenido, o elegido por medio del voto, en la reunión debida y ordenado o apartado por quien posee la autoridad para hacerlo. A eso se le llama "común acuerdo", o la voz de la Iglesia (véase DyC 41:9). Esta forma de actuar cumple con las instrucciones dadas por medio de la siguiente revelación:
"Asimismo, os digo que a ninguno le será permitido salir a predicar mi evangelio ni a edificar mi iglesia, a menos que sea ordenado por alguien que tenga autoridad, y sepa la iglesia que tiene autoridad, y que ha sido debidamente ordenados por las autoridades de la iglesia" (DyC 42:11)
Adviértase que existen dos requisitos: primero, debemos recibir autoridad de alguien que la posee y ha sido ordenado por los líderes de la Iglesia; y segundo, debe saberse en la Iglesia que él posee esa autoridad.
El sostenimiento en el sacerdocio y el ser apartado a un oficio se hace públicamente, para que se sepa en la Iglesia quién posee la autoridad, tal como se estipula en las Escrituras.
El que los nombres de los que son llamados a oficios o cargos dentro de la Iglesia se presenten en la debida reunión brinda una gran seguridad a la Iglesia (véase DyC 20:65). A cualquiera que trate de aparentar o engañar se le descubrirá inmediatamente. Si alguien afirma haber sido secretamente ordenado para un llamamiento especial o para pertenecer a un orden más alto dentro del sacerdocio, se sabrá inmediatamente que lo que dice es falso.
Los nombres de los varones que van a ser ordenados al Sacerdocio de Melquisedec o a otro oficio dentro de ese sacerdocio se presentan en las conferencias de estaca o distrito. (En una misión, un distrito es como una estaca. Una rama dentro de una estaca o distrito es como un barrio) Se solicita a la congregación que apruebe la ordenación levantando la mano derecha o, si se opone a dicha ordenación, que lo manifieste de la misma forma. Ello se lleva a cabo en una reunión de estaca debido a que la presidencia de estaca preside sobre el Sacerdocio de Melquisedec.
En una emergencia, por ejemplo, en que un joven esté para salir de misión y todavía no haya sido ordenado élder, la presidencia de estaca debe presentar su nombre para que se efectúe el sostenimiento en una reunión sacramental del barrio; luego, se presentará la ordenación para su ratificación en la primera reunión pertinente de estaca. Este procedimiento se debe llevar a cabo sólo en caso de emergencia, en caso contrario, no es correcto hacerlo de esa forma.
Los avances en el Sacerdocio Aarónico se sostienen en las reuniones de barrio debido a que el obispado preside sobre el Sacerdocio Aarónico. A los miembros que son llamados a ocupar cargos dentro de las organizaciones auxiliares se les sostiene también, antes de ser apartados, en la reunión pertinente de estaca o barrio.
El obispo, como juez común, preside sobre todos los miembros de su barrio, incluso los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec (véase DyC 107:74). Todos los miembros deben pagar los diezmos al obispo y pedirle consejo.
-El Obispo debe ser un sumo sacerdote (véase DyC 68:19; 84:29; 107:17,69-73), y es designado como el sumo sacerdote presidente del barrio. En esa capacidad, él puede presidir en las reuniones del consejo de barrio y del consejo ejecutivo del sacerdocio de barrio al que asisten los oficia- les del quórum de élderes y del grupo de sumos sacerdotes.
A pesar de que un obispo puede recomendar a un hombre para que sea ordenado élder o sumo sacerdote, y verificar su dignidad, la aprobación y la ordenación están a cargo de la presidencia de estaca. Un obispo no llama ni releva a la presidencia de un quórum de élderes; esa asignación está a cargo de la presidencia de estaca.
Un obispo puede convocar un consejo disciplinario con el fin de considerar la trasgresión de un élder de su barrio; puede suspenderle los derechos de miembro si el caso lo requiere, pero no puede privarle del sacerdocio por excomunión. En ese caso, sería necesario un consejo disciplinario presidido por la presidencia de estaca, que es la que gobierna al Sacerdocio de Melquisedec.
RECOMENDACIONES PARA EL TEMPLO
El obispo tiene la autoridad para juzgar la dignidad de un miembro para recibir una recomendación para el templo; y sus consejeros tienen la autoridad para ayudarlo a entrevistar a los miembros del barrio que desean renovar su recomendación. El presidente de estaca o sus consejeros entrevistan también a las personas que desean entrar al templo, porque allí los miembros participan en ordenanzas relacionadas con el Sacerdocio de Melquisedec.
MÁS DE UN OFICIO QUE REQUIERA ORDENACIÓN
En ciertas ocasiones, un hombre puede poseer a la vez más de un oficio que requiera ordenación. Por ejemplo, tanto los obispos como los patriarcas son también sumos sacerdotes. De la misma forma, un hombre puede poseer un oficio que requiera ordenación y a la vez ser apartado para otros oficios. Por ejemplo, un élder que ha sido ordenado puede ser apartado para cargos tales como presidente de quórum, como líder de misión de barrio o presidente de la Escuela Dominical.
OBRE TODO VARÓN EN EL OFICIO PARA EL CUAL HA SIDO LLAMADO
El Señor nos ha aconsejado: "...aprenda todo varón su deber, así como a obrar con toda diligencia en el oficio al cual fuere nombrado" (DyC 107 :99).
Un élder que ha sido llamado a un cargo en una presidencia debe respetar los llamamientos de las personas sobre las cuales preside. Debe permitirles, e incluso ayudarles a llevar a cabo los deberes de sus llamamientos sin usurpar sus responsabilidades.
A su vez, los poseedores del sacerdocio deben evitar pasar sobre su líder inmediato y buscar una autoridad superior pensando que recibirán mejor consejo, más sabiduría, más espiritualidad y autoridad. Es mejor respetar los llamamientos de las personas sobre las cuales presidimos y los de los que presiden sobre nosotros.
EL NOMBRE DEL SEÑOR
En lugar de decir "La Iglesia Mormona" debemos llamar a la Iglesia por su nombre: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, "porque así”, nos dijo el Señor por medio de una revelación: "se llamará mi iglesia en los postreros días" (DyC 115:3-4).
Cuando oficiamos en el sacerdocio, lo hacemos siempre en el nombre del Señor (véase 3° Nefi 27:1-10). Cuando actuamos de acuerdo con el debido orden de las cosas, actuamos en nombre del Señor y es como si Él estuviera allí en lo que respecta a la validez de la ordenanza. El Señor dijo a uno de los hombres que había sido apartado para predicar el evangelio:
"Y pondré sobre ti mi mano por conducto de las de mi siervo Sidney Rigdon, y recibirás mi Espíritu, el Espíritu Santo, sí, el Consolador, que te enseñará las cosas apacibles del reino" (DyC 36:2, cursiva agregada).
EXCEPCIONES
En ocasiones puede haber excepciones a las reglas y principios por medio de los cuales se gobierna el sacerdocio. Se debe prestar sumo cuidado para que todo lo que tenga que ver con las ordenaciones y los apartamientos se efectúe en forma apropiada. Por lo general, las excepciones debe aprobarlas la Primera Presidencia de la Iglesia.
EL REGISTRO DE ORDENACIONES y APARTAMIENTOS
En la Iglesia se llevan siempre registros de las ordenaciones y apartamientos que se efectúan en ella (véase DyC 20:63-64; 85:1-2; 127:9). Porque "he aquí, mi casa es una casa de orden, dice Dios el Señor, y no de confusión" (DyC 132:8; véase también DyC 88:119; 109:8).
ORDENANZAS
El Sacerdocio de Melquisedec "...administra el evangelio y posee la llave de los misterios del reino, sí, la llave del conocimiento de Dios.
"Así que, en sus ordenanzas se manifiesta el poder de la divinidad.
"Y sin sus ordenanzas y la autoridad del sacerdocio, el poder de la divinidad no se manifiesta a los hombres en la carne;
"porque sin esto, ningún hombre puede ver la faz de Dios... y vivir" (DyC 84: 19-22).
El sacerdocio, al cual se le asocia siempre con la obra de Dios,
"continúa en la iglesia de Dios en todas las generaciones, y es sin principio de días ni fin de años" (DyC 84:17).
."Porque quienes son fieles hasta obtener estos dos sacerdocios de los cuales he hablado y magnifican su llamamiento, son santificados por el Espíritu para la renovación de sus cuerpos.
"Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón, y la descendencia de Abraham, y la iglesia y reino, y los elegidos de Dios.
"Y también todos los que reciben este sacerdocio, a mí me reciben, dice el Señor;
"porque el que recibe a mis siervos, me recibe a mí;
"y el que me recibe a mí, recibe a mi Padre;
"y el que recibe a mi Padre, recibe el reino de mi Padre; por tanto, todo lo que mi Padre tiene le será dado" (DyC 84:33-38).
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